Hoy, 19 de noviembre, se celebra en todo el mundo la jornada que pretende concienciar a los hombres sobre cómo prevenir de manera efectiva enfermedades como el cáncer de próstata, el de testículo o la hiperplasia benigna de próstata
Hoy es 19 de noviembre y en todo el mundo se celebra el Día Internacional de la Salud del Hombre, una jornada que pretende concienciar sobre temas de salud específicos masculinos y fomentar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades y trastornos propios de este segmento de población como pueden ser el cáncer de próstata y de testículo o la hiperplasia benigna de próstata, sin olvidar otras dolencias, ya no tan específicas, que pueden afectar al género masculino como pueden ser las enfermedades cardíacas, los trastornos neurodegenerativos o los problemas de salud mental.Nuestro periódico reunió a tres prestigiosos especialistas médicos para debatir sobre salud masculina. Estuvieron presentes los doctores Juan Antonio Rivero, urólogo en HLA Hospital Universitario el Ángel; Cristina Nuño, oncólogo radioterápico en HC Marbella y Pedro Torrecillas , urólogo en la clínica del mismo nombre.
Durante 2024 se detectaron 30.316 nuevos casos de cáncer de próstata en España, 5.800 nuevos casos en Andalucía, lo que le convierte en el tumor más frecuente en hombres por encima del colorrectal, de pulmón y vejiga siendo la tercera causa de muerte por cáncer en hombres, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN). Si hablamos de cáncer testicular, los casos detectados durante el año pasado ascendieron a 1.549.
La prevalencia del tumor prostático a cinco años en Andalucía, según el observatorio estadístico de la Asociación Española contra el Cáncer, es de 578 casos por cada 100.000 habitantes concentrados en el rango de edad 50-75 años. En Málaga es ligeramente superior alcanzando los 589 casos por 100.000 habitantes.
Retrasar la visita al médico
Uno de los primeros aspectos que llaman la atención y que puede explicar la actual situación de la medicina masculina es que el 31% de los hombres españoles (prácticamente 1 de cada 3) admite que tiende a retrasar la visita al médico especialista y el 22% reconoce que ha retrasado la búsqueda de asesoramiento sanitario en enfermedades exclusivamente masculinas. «En la concienciación social respecto a la prevención de las futuras enfermedades, el hombre todavía está por detrás de la mujer», afirmó Juan Antonio Rivero, quien reiteró la idea extendida entre la mayoría de la población masculina de que, ante la ausencia de síntomas, no sentir la necesidad de acudir al especialista. «Y hay que dejar claro que hacer eso es un error», aseguró.
«El cáncer de próstata mata, pero sí es cierto que las estadísticas sitúan en un 10% el número de casos mortales, cifra esta baja si lo comparamos con otro tipo de tumores, aunque en determinados países sin políticas de prevención, la mortalidad en este tipo de tumor puede llegar al 30%, una cifra terrible», afirmó el doctor Rivero.
El enemigo silente
El tumor de próstata no suele dar síntomas, es el llamado ‘enemigo silente’, de ahí la imperiosa necesidad de ejecutar trabajos preventivos a partir de los 45-50 años, e incluso unos años antes si se tienen antecedentes familiares de la enfermedad. «Por este motivo insistimos tanto en que los pacientes vayan a hacerse revisiones asintomáticas porque, precisamente, la gran mayoría de los tumores cuando dan síntomas es por afectación de órganos de alrededor y entonces es cuando el estadio está más avanzado», destacó la doctora Nuño.
Llevar una dieta equilibrada, hacer deporte, intentar beber dos litros y medio de agua al día aproximadamente, evitar la ingesta de alcohol, no abusar de la cafeína, eliminar el tabaco, que afecta mucho a la calidad miccional y provoca la llamada vejiga hiperactiva, son hábitos que nos ayudarán a tener una buena salud en general pero también una situación prostática buena.
Las pruebas habituales en un chequeo rutinario para detectar precozmente el cáncer de próstata son: la Prueba de Antígeno Prostático Específico (PSA), que es un análisis de sangre que mide los niveles de PSA, donde niveles elevados pueden indicar cáncer aunque no en muchos los casos (se puede tener una PSA alta y no tener cáncer); y, por otro lado, un Examen Rectal Digital o tacto rectal, en el que el médico palpa la próstata a través del recto para buscar bultos, irregularidades en tamaño, forma o textura. «Hay cánceres de próstata pobremente diferenciados que no dan la cara elevando el PSA en la analítica y que lo hacen con el tacto rectal. Entonces, yo creo que la unión de la analítica de sangre asociada al tacto rectal da una rentabilidad diagnóstica y una detección precoz mucho mayor», afirmó el doctor Juan Antonio Rivero.
En la unidad de urología de HLA Hospital Universitario el Ángel cuentan con la unidad de cirugía robótica y la unidad láser como métodos de intervención más avanzados.
El Robot DaVinci XI permite tratar con máxima precisión y seguridad oncológica el cáncer de próstata localizado preservando al máximo tanto la función eréctil como la continencia urinaria. Y la técnica HoLEP (Enucleación próstata con láser Holmium) permite tratar a pacientes con síntomas del tracto urinario inferior debido a la hiperplasia benigna de próstata que no responden a medicamentos orales, siendo la técnica con mejores resultados funcionales y satisfacción para el paciente.
Establecer screenings y cribados masivos para la población masculina para la detección del cáncer de próstata, como se hace con otros órganos como la mama y el cervix en la población femenina, se antoja «difícil y poco práctico» para los especialistas presentes en nuestro desayuno porque choca con el problema de que, según la experiencia vivida en algunos países que lo tienen implementado, la supervivencia en términos globales ha aumentado de forma muy ligera y, sin embargo, «se somete al paciente a varias pruebas, alguna de ellas no exentas de complicaciones».
Si hablamos de tratamientos del cáncer prostático hay que hacer referencia a la cirugía (prostatectomia -extirpación parcial o total del órgano-), la radioterapia convencional o la braquiterapia, un tipo de radioterapia que administra dosis altas de radiación directamente en el tumor mediante la inserción de fuentes radiactivas (semillas o agujas) dentro o cerca de la próstata.
Un momento del debate por parte de los especialistas. / ÁLEX ZEA
Tratamientos
El doctor Torrecillas apuntó otras maneras de abordar el tumor prostático: «La criocirugía prostática es un tratamiento que utiliza temperaturas extremadamente bajas (183-185 bajo cero) para congelar y destruir células de cáncer de próstata y que empezamos a trabajar hace 17 años, en 2008. Durante el procedimiento, se insertan agujas en la próstata a través del perineo para aplicar frío extremo y formar «bolas de hielo» que matan el tejido canceroso. Es un tratamiento mínimamente invasivo que se puede realizar en toda la próstata o en áreas específicas (crioterapia focal), generalmente para cánceres localizados».
La criolectrolisis (actualmente en fase de ensayo clínico) y la electroporación irreversible son otras dos técnicas que pretenden acabar con los tumores de la próstata. Esta última utiliza pulsos eléctricos de alta intensidad para crear poros permanentes en las membranas celulares de los tumores, causando su muerte. «Esta técnica- afirmó el doctor Torrecillas- se limita a tumores muy pequeños pero tiene una complicación muy importante ya que exige una colocación exacta de los electrodos para que no se produzcan fugas de corriente y se pierda creatividad», destacó.
La criocirugía tiene dos ventajas sobre la cirugía más tradicional. «La primera es que cuando no hay metástasis pero el cáncer es extracapsular, aplicamos criocirugía a toda la próstata y la zona extracapsular que está infectada. La segunda es que, cuando destruimos una célula cancerosa se libera material antigénico y crea un estímulo antigénico contra el tumor», señaló Pedro Torrecillas.
La radioterapia ha evolucionado muchísimo en la última década y eso se ha traducido también en unos tratamientos «que han mejorado exponencialmente, sobre todo en cuanto a precisión y a limitar la dosis que reciben los órganos sanos. Hace años, un tumor de próstata requería 40 sesiones de radioterapia y en la actualidad aplicamos una SBRT que es una radioterapia estereotáctica y se puede hacer en cinco o incluso en menos sesiones», afirmó la doctora Nuño, quien quiso dejar claro la importancia que tiene en la resolución de los casos «transmitir al paciente todas las opciones de tratamiento para que pierda el miedo a elegir una de ellas».
Los avances que experimentan los tratamientos del cáncer de próstata son fruto de la investigación, una investigación que, según la doctora Nuño, pasa por «intentar secuenciar los tumores igual que se hace, por ejemplo, en el cáncer de mama. Utilizamos paneles genéticos que nos ayudan a tomar decisiones», señaló.
«Con un panel genético -siguió relatando la especialista del HC Marbella- analizas el tumor y ves si hay o no una serie de mutaciones. Esto te da una serie de información, bien diagnóstica, bien pronóstica o bien de riesgo de recidivas (reaparición de la enfermedad). Hay que transmitir a la gente que la investigación nunca se para, que se sigue trabajando para luchar contra el cáncer», indicó.
Otras dolencias
Otra de las dolencias vinculadas a la próstata es la hiperplasia benigna, un crecimiento no maligno del tamaño de la próstata por causas varias y que puede provocar dificultad al orinar al comprimir la uretra o dar problemas en la vejiga o incluso en los riñones.
Al contrario que en el cáncer de próstata, la hiperplasia sí que es sintomática. «Si el paciente empieza a ver que, o bien el chorro de orina es más débil o bien tiene que ir más frecuentemente al baño, si se tiene la sensación de que no le da tiempo a llegar a orinar, sensación de no vaciar la vejiga completamente, levantarse por la noche varias veces a orinar o si se detecta sangre en la orina, hay que ir al médico de forma inmediata», destacó el doctor Rivero.
Otro de los males que dañan la salud masculina es el cáncer de testículo. Con una incidencia menor que el de próstata, este tipo de cáncer suele afectar de forma mayoritaria a varones jóvenes de entre veinte y cuarenta años.
«Los testículos son palpables por el paciente. En el momento que se note algo duro, algún bulto, algo que se salga fuera de lo normal, hay que acudir rápidamente al especialista para que haga un screening y salir de dudas», afirmó el doctor Rivero.
A la hora de hacer balance los profesionales señalaron la necesidad de que los pacientes no dejen para mañana diagnósticos de algo que pueda repercutir en su calidad de vida a largo plazo, y que la sanidad malagueña está más que de sobra preparada y tiene todas las herramientas necesarias para mejorar la supervivencia global en cáncer y aumentar la calidad de vida y los resultados funcionales en otras patologías diferentes del cáncer.
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