Varicocele: síntomas, causas y tratamiento

El varicocele se desarrolla principalmente en la pubertad, y es bastante común. Realmente no produce sintomatología con mucha frecuencia, pero su mayor problema asociado es que puede producir infertilidad. Sin embargo, su tratamiento quirúrgico suele ser sencillo.

¿Qué es varicocele?

Es una enfermedad basada en la dilatación de las venas que recogen la sangre del testículo y que forman el denominado plexo pampiniforme. Estas venas ascienden desde el testículo, en el interior de la bolsa escrotal, hasta llegar a la zona inguinal a través del cordón espermático. Cuando se produce su aumento de tamaño, son comparables a las varices de las piernas.

Causas y consecuencias del varicocele

Existen varios mecanismos mediante los cuales se da lugar a la aparición de esta afectación. Cabe destacar que en la gran mayoría de los casos la dilatación venosa se da, por razones básicamente anatómicas, en el lado izquierdo. También puede darse, con mucha menor frecuencia, la afección de los plexos de ambos lados. En el caso de encontrarla exclusivamente en el lado derecho se debe sospechar de una causa diferente a las habituales. Sin embargo, en todos los casos de variocele se produce afectación de ambos testículos.

Etiología del varicocele

Defectos en la musculatura cremastérica: el músculo cremáster se ubica en el escroto, bastante superficial. Su afectación se produce de forma congénita, y la falta de funcionalidad muscular puede provocar una circulación venosa dificultosa en esta zona.

Mayor longitud de la vena espermática izquierda: este hecho es fisiológico y conforma una de las razones anatómicas por las que el variocele predomina en el lado izquierdo. La mayor longitud de esta vena produce un aumento de la presión por la acción de la gravedad, haciendo más difícil el ascenso de la sangre.

Drenaje en la vena renal izquierda: esta es otra de las razones anatómicas. En el lado izquierdo, el drenaje de la vena espermática izquierda en la vena renal izquierda es más complicado (tiene una angulación de 90º), mientras que en el lado derecho las condiciones anatómicas permiten que se realice más fácilmente (la angulación es solo de 30-40º). Además (de nuevo por razones anatómicas), la vena renal izquierda suele tener una presión sanguínea mayor que la derecha, y si esta se agravase de forma patológica se favorecería la aparición del variocele.

Causas genéticas: destacan las relacionadas con la formación del tejido de las paredes vasculares y las válvulas que se encuentran en el interior de las venas.

Variocele en lado derecho: nos llevaría a pensar en la presencia de un tumor retroperitoneal que comprime la vena, un drenaje anómalo en la vena renal, o bien en un situs inversus.  

 

Todas estas son causas que producen la aparición de una dilatación venosa en el plexo pampiniforme. Su principal consecuencia patológica es la infertilidad, ya que produce una atrofia testicular y disminuye la calidad del semen en algunos hombres. Realmente, el variocele es una de las causas de infertilidad más frecuentes en hombres, aunque se manifiesta en relativamente pocos pacientes. El mecanismo exacto por el cual se produce este hecho no es totalmente conocido, aunque existen algunas explicaciones bastante coherentes:

Aumento de la temperatura:

Es quizás el mecanismo fisiopatológico que mejor explica la infertilidad en el variocele de los que conocemos. Sabemos que los testículos permanecen a unos 2 o 3 grados centígrados menos que el resto del cuerpo, ya que a esta temperatura se favorece la espermatogénesis. En el variocele, el acúmulo de sangre (a temperatura corporal) a nivel escrotal, provoca un aumento de la temperatura de los testículos, alterando en definitiva la calidad del semen.

Reflujo de metabolitos tóxicos:

Se trata de sustancias provenientes de riñón o glándula suprarrenal que llegan a los testículos a través del reflujo venoso y los dañan de forma directa o indirecta.

Hipoxia:

El estancamiento de la sangre produce un enlentecimiento del flujo y una menor oxigenación testicular.

Síntomas y diagnóstico de la
enfermedad de varicocele

Normalmente el variocele es asintomático, aunque podría manifestarse produciendo molestia o dolor en los testículos o la zona inguinal. Este dolor aumenta cuando el paciente está de pie o realizando esfuerzos físicos, sobre todo durante un largo periodo de tiempo. El síntoma más importante, sin embargo, es la infertilidad. Por tanto, si un paciente llega a la consulta del médico con problemas de fertilidad, este deberá descartar la presencia de variocele. El diagnóstico se realiza mediante una exploración correcta. Algunos varioceles son evidentes tanto a la vista como al tacto, mientras que otros habrá que buscarlos mediante ciertas técnicas. Una de ellas es pedir al paciente que se ponga de pie y notar al tacto el reflujo venoso en el plexo pampiniforme. También se puede pedir al paciente que realice la maniobra de Valsalva y volver a comprobar. Para estos procedimientos es necesaria bastante experiencia en urología. Otra alternativa diagnóstica muy útil sería el uso de una ecografía Doppler, en la que observamos el flujo sanguíneo de la zona en movimiento.

Tratamiento del Varicocele

En la mayoría de los hombres con esta enfermedad, no es necesario tratar ya que no se produce una sintomatología. En estos casos simplemente se indica al paciente que mantenga una dieta saludable y se abstenga de sustancias inflamatorias como el alcohol.

Sin embargo, hay bastante controversia en el ámbito médico a la hora de decidir si tratar o no a estos pacientes. Generalmente existen ciertos criterios: en adultos, lo indicado es realizar un espermiograma (análisis de semen) y observar la calidad de el semen. Se decidirá a la resolución mediante tratamiento si esta no es la correcta y el paciente posee variocele clínico. En pacientes adolescentes o que aún no buscan descendencia nos basaremos en la exploración del urólogo y en la presencia de dolor o de disminución del tamaño testicular.

El tratamiento más correcto para el variocele actualmente es la cirugía. El nombre técnico de la intervención es “variocelectomía”, y su objetivo será el de sellar la o las venas afectadas de forma que el flujo sanguíneo se redistribuya hacia las venas en estado normal. Para ello, la vía de abordaje indicada suele ser la subinguinal, es decir, la incisión se realizará en la zona inguinal.

Existen otras vías de abordaje que suponen más riesgo para el paciente, por lo que la “variocelectomía subinguinal” es la técnica de indicación. Esta cirugía es bastante simple, no es dolorosa y tampoco necesita anestesia general. Además, presenta poca probabilidad de complicaciones o de recidiva.

Generalmente, podemos decir que el variocele es una enfermedad fácil de tratar y cuyo tratamiento posee unos grandes resultados, ya que aumenta considerablemente la fertilidad de los hombres intervenidos.

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