Pedro Torrecillas, especialista en urología y andrología: “La andropausia afecta no solo a la salud física de los hombres maduros, sino también a la salud mental dada la conexión entre estas disfunciones y el bienestar emocional”

El doctor Pedro Torrecillas, cirujano especializado en urología y andrología, analiza cómo la andropausia o la disminución gradual de los niveles de testosterona en los hombres, afecta a la salud de forma integral.

La andropausia sigue siendo un tema rodeado de tabúes y desconocimiento en nuestra sociedad. Aunque no es tan abrupta como la menopausia femenina, esta etapa puede traer consigo cambios físicos, emocionales y hormonales significativos para quienes la atraviesan.

Este proceso, a menudo descrito como la menopausia masculina, se refiere a un conjunto de cambios hormonales y físicos que ocurren en los hombres a medida que envejecen, generalmente a partir de los 40 años.

Este fenómeno se caracteriza por una disminución gradual de los niveles de testosterona, lo que puede llevar a una variedad de síntomas que afectan tanto la salud física como el bienestar emocional. La comprensión de estas características es fundamental, ya que no solo influyen en la calidad de vida de quienes lo padecen, sino que también plantean desafíos para la detección y el tratamiento adecuado.

Para conocer un poco más sobre este tema, nos hemos puesto en contacto con el doctor Pedro Torrecillas, cirujano especializado en urología y andrología, y uno de los más prestigiosos expertos de Europa en este campo. Es Vicepresidente de la Sociedad Internacional de Criocirugía e investigador en prácticas clínicas uroandrológicas. Es pionero, junto a su equipo en Málaga, en múltiples técnicas de diagnóstico y tratamientos en andropausia y disfunción eréctil.

¿A partir de qué edad comienzan los hombres a experimentar los primeros síntomas de la andropausia y cuáles son los más comunes?

A partir de los 40 años. Se caracteriza por una serie de síntomas físicos y emocionales que afectan a la calidad de vida de los hombres a medida que envejecen. Entre los síntomas más comunes se incluyen la disminución de la libido, la fatiga persistente, la depresión, pérdida de vitalidad, trastornos del sueño, así como cambios en la composición corporal, como el aumento de grasa abdominal y la pérdida de masa muscular. Estas manifestaciones son consecuencia de la disminución de los niveles de testosterona, que afecta la función sexual y el bienestar emocional.

Es fundamental considerar todos los aspectos, físicos y emocionales, al abordar el tratamiento, ya que la intervención adecuada puede mejorar significativamente tanto los síntomas físicos como los emocionales en este grupo de edad, promoviendo así un envejecimiento saludable y equilibrado.

¿La disminución de testosterona es el único factor que influye en la andropausia, o hay otros elementos que también afectan a los hombres en esta etapa?

Se crea un círculo vicioso en el que la falta de hormonas va a producir depresión, perdida de masa corporal y disfunción eréctil, lo que va a empeorar las sintomatología del paciente con andropausia y se van a ver afectadas no solo las hormonas sexuales, sino todas las hormonas que implementan lo que llamamos el eje hipotálamo hipofisario, que es el sistema encargado de producir y regular las diferentes hormonas; y que regulan funciones tan importantes como el crecimiento, los cambios de adaptación al estrés, la liberación de hormonas tiroideas o la cantidad de agua excretada por el riñón.

¿Qué impacto tiene la andropausia en la salud física y mental de los hombres, y cómo puede afectar a su calidad de vida?

Afecta no solo a la salud física, sino también a la salud mental del individuo, dada la conexión entre estas disfunciones y el bienestar emocional.

Además, el envejecimiento también influye en la calidad del sueño, aumentando las quejas de insomnio, especialmente en adultos mayores, lo que puede agravar los síntomas de la andropausia y contribuir a un ciclo de malestar que deteriora la salud general.

La literatura médica ha evidenciado que la andropausia puede ser considerada un síndrome clínico y bioquímico, donde factores como el envejecimiento gonadal (del sistema reproductor) y el aumento de la globulina fijadora de hormonas sexuales juegan un papel crucial. A medida que se incrementa la conciencia sobre esta condición, es esencial que tanto la comunidad médica como los pacientes aprendan a identificar y abordar estos síntomas para mejorar su manejo.

¿Qué tratamientos existen actualmente para manejar los síntomas de la andropausia y en qué casos es recomendable acudir al urólogo?

El tratamiento es siempre hormonal, si bien en este momento nos estamos inclinando por el tratamiento con hormonas bio-idénticas implantadas en forma de pellets, que son una especie de granitos de arroz que se colocan a la altura de la cintura por debajo de la piel y que el organismo va recogiendo la cantidad de hormona que necesita.

Por ejemplo, si se hace mucho esfuerzo o mucho ejercicio vamos a necesitar más hormonas y se van a gastar antes, y si llevamos una vida sedentaria, pues vamos a gastar menos hormonas. Estas hormonas bio-idénticas son biológicamente idénticas a las que nosotros producimos, pero se obtienen de origen vegetal y están fabricadas por los mismos laboratorios que fabrican las hormonas sintéticas que se compran en la farmacia.

Los pellets de testosterona se colocan con anestesia local, y su efecto puede durar entre siete y nueve meses; se ponen en la consulta y el paciente se marcha para seguir realizando sus labores habituales. Estas mismas hormonas también las aplicamos a la mujer en el caso de la menopausia, mejorando de forma importantísima la calidad de vida física, emocional y sexual.

El tratamiento requiere siempre de un estudio previo completo y detallado en el que se estudia todo el aparato genital, incluyendo los testículos, el pene y la próstata con analíticas hormonales y, posteriormente, podemos comenzar un tratamiento con hormonas. Aconsejamos acudir al urólogo o al andrólogo tan pronto como comienzan los síntomas. Y el primer síntoma en dar la señal de alarma suele ser el cansancio o la bajada del deseo sexual.

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Prensa y Comunicación
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