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¿A qué edad el hombre pierde el deseo? Así puedes recuperar el apetito sexual

Perder el deseo sexual es una experiencia más común de lo que parece, especialmente a partir de cierta edad. Muchos hombres notan una disminución en su apetito sexual sin saber exactamente por qué sucede ni cómo enfrentarlo. Lo cierto es que el deseo no se “pierde” de golpe, sino que evoluciona con el tiempo. 

En este artículo vamos a ayudarte a entender a qué edad suele empezar este cambio, cuáles son las causas reales y, sobre todo, qué puedes hacer para recuperar tu vida sexual y volver a disfrutar del sexo con plenitud.

¿A qué edad el hombre pierde el deseo sexual?

No hay una edad exacta en la que el hombre “pierda” el deseo sexual. Lo que hay es un cambio progresivo, natural y muy distinto en cada persona. El apetito sexual masculino no desaparece de golpe, sino que va evolucionando con los años.

En general, a partir de los 35 o 40 años, puede empezar a notarse una leve bajada en el impulso sexual. Esto no significa dejar de tener ganas, sino sentirlas de forma diferente: menos urgentes, más situacionales, menos constantes. Muchos hombres siguen teniendo una vida sexual activa y satisfactoria durante décadas.

Entre los 40 y los 50, este cambio puede acentuarse, sobre todo si coinciden otros factores como el cansancio, la rutina o el paso del tiempo en pareja. Aun así, hay hombres que viven esta etapa con plenitud sexual, incluso más que en la juventud.

A partir de los 50 y 60 años, el deseo tiende a estabilizarse o disminuir más visiblemente, pero sigue presente. No es raro que muchos hombres sigan sexualmente activos a los 70 e incluso más allá, aunque lo vivan de otro modo: con menos frecuencia, pero también con más calma, más conexión emocional y más disfrute consciente.

La pérdida total del deseo sexual no es una consecuencia inevitable del envejecimiento. Si ocurre, suele haber algo más detrás.

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¿Por qué un hombre pierde el deseo por su pareja? Estas son las causas

Perder el deseo sexual por la pareja es una situación más común de lo que parece. Y no siempre tiene que ver con una falta de amor o atracción, sino con múltiples factores que afectan el apetito sexual masculino de forma progresiva o repentina. Aquí repasamos los más frecuentes.

Falta de conexión emocional

Cuando desaparece la intimidad fuera del dormitorio, es difícil mantener la chispa dentro. La rutina, la falta de comunicación o los conflictos sin resolver pueden desgastar el vínculo afectivo. Y sin ese lazo emocional, el deseo sexual se resiente.

En este contexto, forzar relaciones o insistir suele generar más distancia. Lo que necesita el vínculo es tiempo, escucha y una reconexión emocional, no presión.

Estrés y carga de vida

El día a día también pesa sobre la vida sexual. El trabajo, las preocupaciones económicas o las obligaciones familiares pueden dejar al hombre sin energía ni cabeza para el sexo. El estrés crónico es uno de los enemigos silenciosos del apetito sexual masculino.

Y no hablamos solo de agotamiento físico. La mente también necesita espacio para el deseo. Si todo está ocupado por tareas, responsabilidades o ansiedad, el sexo pasa a un segundo plano.

Cambios hormonales o problemas de salud

Los niveles bajos de testosterona, asociados a la edad o a ciertas patologías, influyen directamente en la libido. También lo hacen enfermedades como la diabetes, la hipertensión o el síndrome de apnea del sueño. Algunas medicaciones (antidepresivos, antihipertensivos, tratamientos hormonales) pueden afectar a la función sexual masculina.

En muchos casos, esta disminución del deseo sexual no se percibe como tal, sino como una desconexión gradual que puede llegar a confundirse con desinterés por la pareja.

Problemas psicológicos

La salud mental y la vida sexual están más conectadas de lo que solemos pensar. La depresión, la ansiedad, la baja autoestima o el miedo al rendimiento pueden bloquear el deseo y generar evitación.

Además, si el hombre se juzga a sí mismo, se compara o siente que “debería rendir”, el encuentro se convierte en una fuente de presión, no de placer.

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Atracción disminuida o desconexión con la pareja

A veces el motivo no es físico ni emocional, sino una percepción de distanciamiento. El deseo no siempre se apaga de golpe, pero sí puede cambiar con el paso del tiempo, la convivencia o la falta de novedad.

En algunos casos, puede surgir un fenómeno psicológico complejo: el hombre desea a otras personas, pero no a su pareja estable. Esto responde a dinámicas inconscientes, no siempre a una infidelidad real.

Problemas sexuales previos

Cuando hay antecedentes de disfunción eréctil, eyaculación precoz o ansiedad por el rendimiento, el miedo al fallo puede generar un rechazo anticipado al sexo. Es decir, el deseo existe, pero se reprime por miedo al resultado.

En estos casos, el deseo por la pareja no ha desaparecido, pero se esconde bajo una capa de inseguridad, frustración o vergüenza.

¿Qué consecuencias tiene la inapetencia sexual en hombres?

Cuando un hombre pierde el deseo sexual, no solo se resiente su vida íntima. También pueden aparecer consecuencias profundas a nivel psicológico, físico, relacional y social. La inapetencia puede ser tanto una causa como un síntoma de desequilibrio general.

Efectos psicológicos

La falta de deseo sexual suele generar malestar emocional. Muchos hombres experimentan tristeza, ansiedad o incluso síntomas depresivos, especialmente si la situación se prolonga. Además, la autoestima se ve comprometida. La ausencia de apetito sexual puede interpretarse como un fallo personal, generando vergüenza, inseguridad y bloqueo emocional. Esta carga psicológica, en algunos casos, dificulta la comunicación y puede limitar la búsqueda de ayuda profesional.

Deterioro de la relación de pareja

Cuando desaparece la vida sexual dentro de una relación, se debilita también la conexión emocional. La falta de actividad íntima reduce los momentos de cercanía, afecto y complicidad. Poco a poco, el vínculo se enfría. En muchas parejas, esto deriva en tensión, discusiones frecuentes y un distanciamiento progresivo que puede llevar incluso a la ruptura si no se aborda a tiempo.

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Cambios físicos y hormonales

En algunos casos, la inapetencia sexual es la primera señal de un desequilibrio hormonal. La disminución de testosterona, ya sea por edad o por patologías como el hipogonadismo, suele ir acompañada de fatiga, disminución de masa muscular, aumento de grasa abdominal y problemas de erección. Además, si se recurre a terapia con testosterona sin supervisión médica, puede afectar a la fertilidad, reduciendo la producción de esperma y dificultando la concepción.

Efectos secundarios de tratamientos o medicamentos

Muchos hombres no asocian su pérdida de deseo con la medicación que toman. Sin embargo, fármacos como antidepresivos, antihipertensivos, antipsicóticos o incluso tratamientos para la caída del cabello pueden reducir la libido de forma notable. En el caso de algunos antidepresivos, como los inhibidores de la recaptación de serotonina, hasta un 50 % de los pacientes llegan a perder completamente el deseo sexual durante el tratamiento.

Salud general y energía vital

Una libido baja puede estar asociada a una salud debilitada. La disfunción eréctil, por ejemplo, no es solo un problema sexual: puede ser el primer aviso de enfermedades cardiovasculares, diabetes o síndrome metabólico. Por otro lado, muchos hombres con inapetencia refieren fatiga constante, pérdida de motivación o bajo rendimiento diario, como si el cuerpo tuviera menos energía disponible para afrontar el día a día.

Impacto en la vida social

La vergüenza que puede generar la pérdida de deseo lleva a algunos hombres a evitar encuentros íntimos, rechazar afecto o aislarse emocionalmente. En los casos más complejos, pueden desarrollarse patrones de conducta evitativos o respuestas desreguladas que afectan la relación con la pareja y el entorno cercano. Esta falta de contacto puede reforzar el aislamiento y agravar el malestar general.

¿Cómo puede un hombre recuperar el deseo sexual?

Recuperar el deseo sexual no es una meta inalcanzable. Requiere mirar el problema desde una perspectiva global: cuerpo, mente, emociones y entorno influyen por igual en la vida sexual de un hombre. Cuando se identifica y se aborda la raíz del problema, es posible volver a conectar con el apetito sexual y disfrutar de una sexualidad más plena.

Bienestar físico y estilo de vida

El cuerpo necesita estar en equilibrio para que el deseo fluya. Dormir bien, llevar una alimentación saludable y mantener una rutina de ejercicio regular ayuda a mejorar la circulación, la energía y el estado de ánimo, tres pilares fundamentales del apetito sexual masculino. Reducir el estrés también es esencial. Y si se quiere recuperar la función sexual de forma natural, dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol pueden marcar una gran diferencia.

Conexión emocional y relación de pareja

El deseo no se sostiene solo en lo físico. La conexión emocional con la pareja juega un papel determinante. Hablar con libertad sobre lo que se siente, lo que se desea y lo que preocupa, sin juicios, puede reactivar la complicidad y fortalecer la vida sexual. Además, recuperar la novedad en la intimidad ayuda a salir de la rutina. Planear encuentros especiales, introducir juegos eróticos o simplemente pasar más tiempo de calidad juntos puede despertar el interés y mejorar la respuesta sexual.

Estimulación y técnicas específicas

A veces no es falta de deseo, sino falta de estimulación adecuada. Dedicar más tiempo a los preliminares, variar las zonas de contacto, explorar nuevas sensaciones o probar técnicas como la de “parar y continuar” ayuda a reducir la ansiedad por el rendimiento y mejora la experiencia sexual. Reconectar con el placer pasa por escuchar el cuerpo, dejar atrás automatismos y disfrutar sin presión.

Revisión médica y apoyo especializado

Cuando el problema persiste, es clave descartar causas médicas. Un análisis hormonal de tu urólogo puede revelar si hay niveles bajos de testosterona u otras alteraciones que afectan la función sexual. En esos casos, los tratamientos hormonales pueden estar indicados, pero siempre con supervisión médica. También conviene revisar si la medicación habitual podría estar interfiriendo con el deseo. Si el origen es emocional o mixto, acudir a terapia sexual o de pareja puede ser de gran ayuda.

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Apoyo natural y suplementos

Algunos hombres encuentran apoyo en recursos naturales. Suplementos como la maca, el tribulus o el ginseng han mostrado ciertos beneficios en la libido, aunque deben utilizarse con precaución, especialmente si se toman otros fármacos. Lo mismo ocurre con ciertos alimentos afrodisíacos, como las ostras, el ajo o el chocolate negro, que pueden favorecer la circulación y aportar un estímulo sensorial extra. No son soluciones milagrosas, pero pueden formar parte de una estrategia más amplia.

Conclusión: el deseo sexual no se pierde, se transforma

Perder el deseo sexual no significa perder tu masculinidad ni tu valor como hombre. El cuerpo cambia con los años, pero también puede adaptarse, recuperarse y volver a disfrutar. Si sientes que tu apetito sexual ha disminuido y no sabes cómo afrontarlo, no estás solo: es más común de lo que crees y tiene solución.

En nuestra clínica, contamos con un equipo especializado en salud masculina y sexualidad, listo para ayudarte a recuperar el equilibrio físico, hormonal y emocional. Realizamos un diagnóstico integral y te acompañamos con el tratamiento más adecuado para ti.

Contáctanos sin compromiso. Recuperar tu vida sexual está a un paso de empezar a entenderla.

Autor:

Dr. Pedro Torrecillas
Dr. Pedro Torrecillas
El Doctor Pedro Torrecillas es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada y Especialista en Urología y Andrología MIR Hospital Virgen de las Nieves de Granada.

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